Ahumada con Agustinas

Estero Marga-Marga,vista aérea. Archivo Histórico Patrimonial Viña del Mar.
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Registró el departamento, los libros de Rodrigo no estaban, su parte del closet vacía, sus zapatillas deportivas, la salida de cancha, ni rastro en el lugar de siempre detrás de la puerta del baño con aquel semirepugnante olor a sal, a puesto, a sudado de tanto ejercicio. Ni siquiera la pesa, ni su música. La foto de su cómoda boca abajo y el reloj que tanto le molestaba en las mañanas no lo escucharía más, allí estaba en el basurero; como médico al fin, hasta se dio tiempo para votar medicamentos y muestras vencidas, el resto, las cosas de ella, impecablemente organizadas por él en su espacio de siempre. Su estómago no soportó la leche ni lo tragado en el día, ni antes del día, ni antes de antes del día anterior y todo lo atragantado por meses y años salió disparado al agua limpia del sanitario, sus conductos de boca y nariz se hicieron irritantemente ácidos. Las palabras, los reproches y una sensación de vacío inextinguible, estremecieron su cuerpo. Desazón.

La cama le pareció inmensa y extraña, a solas sin su marido, en una soledad premeditada, planificada y vengativa. Algo de esta sensación le habían contado Ana Doris y Emily, sus dos amigas separadas.

« ¿Cuántas calorías perderá una persona que se divorcia? »

Se preguntó, apagando la lucecita de su velador.

«Rodrigo está mirando mucha tele últimamente, esperó que estuviera en mi trabajo, agua.. agua.. una toalla de agua fría con perejil es lo que tengo que ponerme en el rostro en cuanto me levante mañana…¡concha de su m…!»

«Duérmete Andrea Javiera, duerme tranquila, todo bajo control. Mente, mente, el arma poderosa …»

Un rezo.

«Señor, yo cuidaré mi mente como una planta, día a día la regaré con palabras de amor, con sentimientos puros, caricias y hasta besos, sé que es una máquina productora de felicidad, no quiero alimentarla con celos, mezquindades o resentimientos, acumulando un superávit de frustraciones, Señor cuida mi cuerpo de la desventura y del malestar físico que se reflejará en mi rostro mañana en la Audiencia, compañero de viaje, ayúdame en el día que será mañana y los siguientes, ayúdame a no rabiar».

Su cuerpo liviano, se rindió. Afuera, todavía hay gente atravesando el Marga Marga.




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