Antes de ayer pospuse el envío de una encomienda, porque no había cinta adhesiva en la agencia donde me encontraba y tampoco tenía tiempo para ir cerca a comprarla. Luego, en casa leí en la Revista Paula on line, un reportaje sobre sadomasoquismo y dominación, donde los miembros de la pareja salen en una foto, amarrados con cinta adhesiva. Yo, sin poder mandar mi encomienda y estos desperdiciándola- pensé. En la noche una noticia de un canal de televisión llamó nuevamente mi atención, en relación al uso de la cinta adhesiva.
En un colegio de Viña del Mar, cuyo nombre no vamos a publicar porque no corresponde, una profesora tendrá que dar aclaraciones a las autoridades por haber amarrado a un menor de seis años con cinta adhesiva en la silla de clases. La profesora estaba enojada.
El menor sufre una displejía espástica y luego de un gran trabajo de la familia y otros profesionales en la rehabilitación, ha salido adelante y se desplaza con mucho esfuerzo auxiliándose de un aparato con ruedas para ir a su colegio.
En un colegio de Viña del Mar, cuyo nombre no vamos a publicar porque no corresponde, una profesora tendrá que dar aclaraciones a las autoridades por haber amarrado a un menor de seis años con cinta adhesiva en la silla de clases. La profesora estaba enojada.
El menor sufre una displejía espástica y luego de un gran trabajo de la familia y otros profesionales en la rehabilitación, ha salido adelante y se desplaza con mucho esfuerzo auxiliándose de un aparato con ruedas para ir a su colegio.
Más le vale a la profesora enojona dar una buena explicación o presentar urgente un certificado de estrés como le diría un abogado, y que alguien entienda su actitud antieducativa y de abuso. Lo que es a mi me amarran y me hago en la silla. Reflexiono, recuerdo el caso que tengo más abajo en un post sobre “los cabezas de pescado” y no hay explicación que avale la conducta de esta docente ni certificado médico que valga. Exponer a un menor a la burla pública en el caso de un docente, es una conducta agravante. Ayer en la tele que, es mi fuente informativa, el menor manifestó, que no quiere regresar a la clase de inglés porque tiene miedo. O sea, hay un daño moral y hasta un tema de indemnización pendiente.
Lo único positivo de este singular hecho: la solidaridad entre los menores y los apoderados del colegio. Los peques llegaron contándolo a sus casas, los apoderados actuaron y se lo comunicaron a la madre.
La investigación está en marcha, la conducta es grave. Dejemos que sean las autoridades las que actúen y decidan. Y "ojo" papás, puede que la cinta adhesiva esté de moda y no lo sepamos, y no solo, en los juegos sadomasoquistas.
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