Cuando se está lejos de casa

Cuando se está lejos de casa uno recuerda y extraña todo inmensamente. Los minutos de una llamada telefónica se vuelven minisegundos, una palabra es una bendición y un desacuerdo puede ser una tortura. Los ruidos de la casa se escuchan perfectamente, uno siente el olor de lo que están cocinando en ese momento, reconoce el programa de televisión que están pasando y la voz del vecino que está preguntando por uno. Cuando se está fuera de casa por opción y uno se ha alejado de sus padres por los bienes materiales y no da pie con bola, uno puede llegar a sentirse también como una reverenda cosa, sobre todo si el país de uno es Cuba y no es mal visto que te llamen a puro grito por el balcón desde la calle.

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